Seguros

La sociedad actual nos obliga a ser previsores y a tener suscrita una póliza de seguro casi para cada actividad de nuestra vida diaria.

Tenemos contratados seguros de salud, seguros de vida, de automóviles, de accidentes, de enfermedades, de viajes, de decesos, etc. Pero cuando llega el momento de hacer uso de ellos, muchas veces nos encontramos con que la respuesta de la aseguradora es que ese siniestro concreto no está cubierto, o que esa prestación específica no se encuentra amparada por la póliza que tenemos contratada.

En estas ocasiones, en lugar de aceptar el rehúse del siniestro por la compañía y de dar credibilidad a la respuesta del tramitador de la aseguradora, que actúa de forma mecánica o -en muchas ocasiones- intenta eludir el pago de la prestación o disminuir el importe de la misma para que los costes del siniestro sean lo menos gravosos posible a la aseguradora, conviene asesorarse con un profesional especializado, que estudie detenidamente la póliza de seguro –tanto el condicionado general como el particular- y comunique al cliente cuáles son sus verdaderos derechos así como las clausulas que delimitan el contrato de seguro y las exclusiones específicas de su póliza, siempre que las mismas hayan sido aceptadas y firmadas por el asegurado.

Una simple consulta puede esclarecer si la respuesta de la compañía ha sido correcta o si el asegurado tiene derecho a insistir en la reclamación de esa prestación, ya sea extrajudicialmente, ya judicialmente en el caso de que la aseguradora niegue el pago de la misma de forma consensuada, con carácter previo a la interposición de una posible demanda.

Siempre informo de forma adecuada y honesta sobre el derecho al resarcimiento en base a la cobertura de la póliza de seguro contratada, así como las posibilidades de éxito en el caso de una reclamación judicial, y los posibles costes de la misma.